Un método anticonceptivo o método contraceptivo es aquel que impide o reduce significativamente las posibilidades de una fecundación o un embarazo en las relaciones sexuales. Los métodos anticonceptivos contribuyen decisivamente en la toma de decisiones sobre el control de la natalidad (número de hijos que se desean o no tener), la prevención de embarazos, así como en la disminución del número de embarazos no deseados y embarazos adolescentes.
Actualmente, existen múltiples tipos de anticonceptivos subministrados por vía oral, intravaginal y transdérmica, inyectable, por implante subcutáneo o físico. Además, la utilización de ciertos métodos anticonceptivos previene la contracción de enfermedades de trasmisión sexual (ETS).
Se estima que el uso de anticonceptivos en los países en desarrollo ha disminuido el número de muertes maternas en un 40 % y podría prevenir el 70 % de las muertes si se alcanzara toda la demanda de control de la natalidad. Estos beneficios se logran al reducir el número de embarazos no deseados que posteriormente dan lugar a abortos inseguros y por la prevención de embarazos en mujeres de alto riesgo.
El control de la natalidad también mejora la supervivencia infantil en el mundo en desarrollo al alargar el lapso entre embarazos. En esta población, los resultados son peores cuando una madre se embaraza dentro de los dieciocho meses posteriores a un parto previo.
Sin embargo, retrasar otro embarazo después de un aborto espontáneo no parece alterar el riesgo y se aconseja a las mujeres intentar el embarazo en esta situación cuando estén dispuestas.
Los embarazos adolescentes, especialmente entre los más jóvenes, tienen un mayor riesgo de resultados adversos, incluidos nacimiento prematuro, bajo peso al nacer y la muerte del bebé. En los Estados Unidos el 82 % de los embarazos de adolescentes entre 15 y 19 años no son planificados.
La educación sexual integral y el acceso a métodos anticonceptivos son eficaces en la disminución de las tasas de embarazo en este grupo etario.
LAURA